Considera que es un formato que le ayuda a manejar sus inseguridades.
“Con una de ellas comparto esta casa en la que vivo, y después con las otras dos compartimos mucho tiempo, pero tenemos casas separadas. A veces yo voy a sus casas, a veces vienen para acá. Y ha sido todo un proceso de ya unos cuantos años, en los que cada relación ha ido evolucionando, cambiando de lugar y de profundidad y de involucramiento en mi vida y yo en la de ellos. Yo en la verdad estoy muy feliz y muy contenta con este formato en el que estamos todos de acuerdo habitar”, dijo Alfonsina.
Su relación más larga es con Pasquinell. Están juntos desde hace 10 años. Conviven y abandonaron la monogamia por propuesta de ella.
Buscaron referencias porque la “heteronorma” es “muy fuerte”, sostiene. Leyeron, escucharon sobre el tema y acordaron estar disponibles para otras personas.
“Teníamos que pactar muchas cosas, cuándo salíamos, cómo nos organizábamos. Qué era lo más cuidadoso para el otro. También respetando la intimidad y la vida de las terceras personas que iban a estar involucradas. Fue un proceso muy gradual, muy lento y también como con pausas”, contó.
Alfonsina estableció un vínculo con Pedro desde hace tres años y con Mariana desde hace dos. Todos se conocen. Comparten instancias desde el respeto y bajo el acuerdo de no realizar demostraciones de amor frente a los otros.
“En nuestro caso ese es el acuerdo, en otros casos será otro. Pero se ha hecho mucho más natural compartir espacio todos juntos, y también encontrar espacios de cada pareja”, sostuvo.
El formato, para Alfonsina, no está libre de los celos. Considera que son normales y no hay que darle “tanta trascendencia”.
“Yo sigo sintiendo celos. Más allá, más acá, de otra forma, o no tan fuertes como antes. Con la experiencia me he dado cuenta y he vivido que realmente puedo amar a más de una persona y porque ame a una persona no significa que ame menos a otra”, agregó.
Este acuerdo le permitió descubrir otras experiencias que son “nutritivas”. Se encontró, por ejemplo, acompañando a su cónyuge cuando finalizaba uno de sus vínculos.
El psicólogo, Diego Gervasini, plantea que cada pareja tiene su contrato y que suele ir modificándose en el tiempo.
“La relación abierta y el poliamor vamos a englobar dentro de lo que son las relaciones no monogámicas consensuadas. Una relación en donde entiendo que no tengo una exclusividad con otra persona. Que puede ser tanto sexual como afectiva”, indicó el psicólogo.
Además, dijo que se trata de tener “la responsabilidad afectiva”: “Entender lo que la otra persona me genera a mí y lo que yo puedo generar en otra persona”.
Las parejas abiertas tienen un vínculo jerárquico afectivo y relaciones sexuales con otros compañeros. El poliamor comprende lo afectivo.
“La parte de iniciar este formato de vínculo puede ser por montones de razones. Una puede ser una filosofía de vida, por considerar como la forma en que me puedo vincular. Otra es porque existe mucha confianza en la pareja y quieren experimentar algo nuevo”, explicó. “Por otra parte, esto consideran algunas personas, a veces puede ser una forma de resolver conflictos”.
“A veces también está esta idea de que una persona no puede ser todas las personas. Yo no puedo depositar en mi pareja todo lo que yo espero: todas las prácticas sexuales que deseo, todas mis expectativas. Puedo congeniar con determinadas cosas, pero también tengo que tener otros vínculos que a veces pueden ser amistades, pero también pueden ser otros vínculos que se convierten más sexoafectivamente”, contó.
Diego realiza talleres en “Libres para amar»; una red que se constituyó para compartir información sobre estás formas de vincularse. / Fuente: Subrayado
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