La compra de los frigoríficos uruguayos ya ingresó a la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia de Ministerio de Economía y Finanzas.
La Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia deberá decidir si la compra de los tres frigoríficos por Minerva implican concentración del mercado.
La compra de los tres frigoríficos de Marfrig por parte de Minerva —que dejará el 45% de la industria frigorífica de Uruguay en manos de la empresa brasileña— ingresará en estos días a la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), organismo que tiene la autoridad de definir en última instancia la legalidad de la operación que preocupa en el sector ganadero local, informó el portal Ámbito.
En las próximas horas comenzará un proceso complejo para la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia que tendrá, una vez más —luego de la compra del frigorífico Breeders & Packers Uruguay (BPU)—, a Minerva en el centro: con el ingreso de la operación por la compra de tres de las cuatro plantas de Marfrig —Inaler, Colonia y La Caballada—, el desafío será “analizar esencialmente su impacto en el mercado”.
Así lo señaló Héctor Ferreira, integrante del estudio Hughes & Hughes y especialista en derecho comercial, a Radio Carve; pero es algo esperado desde todo el sector ganadero e, incluso, desde diferentes lugares del gobierno, que ven tanto oportunidades en la inversión como —de mínima— preocupación en lo que puede ser una concentración de la industria frigorífica nacional.
Según el especialista, en primera instancia se deberá analizar “el mercado relevante”, lo que incluye la faena y compraventa de ganado, para luego “revisar diversos aspectos: si esa concentración tiene la potencialidad de obstruir, limitar o restringir la competencia, después se analizarán otros elementos como las ganancias de eficiencias, y lo que está siempre como objetivo final es el consumidor”.
Entre las resoluciones posibles de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia —además de la aprobación o el rechazo de forma total—, el organismo puede habilitar la venta de una o dos de las plantas —si bien Minerva confirmó que su intención es adquirir las tres juntas o ninguna— “o puede condicionarla al ajuste de algunas condiciones”, explicó Ferreira, para quien “es indudable que con esta adquisición se va a adquirir una muy buena parte de este mercado relevante”.
El anticipo es que el análisis será complejo: “no es sencillo de resolver”, adelantó el integrante de Hughes & Hughes. Por su parte, la normativa uruguaya plantea que “ante una situación de adquisición de un grupo de acciones, de una sociedad, de activos que puedan generar una concentración se evalúa en primer lugar si hay una modificación en la estructura de control, que en este caso la habría, y después si esta concentración superar el umbral analizable de acuerdo a la ley, que está en torno a 70 millones de dólares”.
La postura de Mattos
Días atrás, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Fernando Mattos, se refirió a la operación de fusión entre Minerva y Marfrig y señaló que es positivo «para el país, más allá que la discusión que tenemos si sirve o no el negocio, que compañías globales de este porte estén pensando en Uruguay y que haya gente queriendo invertir».
El jerarca ya se había referido a su visión optimista de la compra de la empresa brasileña en el país, asegurando que el mercado de faena uruguayo todavía no ha alcanzado su techo, por lo que la operación no necesariamente debe significar una concentración cuando la capacidad instalada nacional puede seguir creciendo. Igualmente, reconoció que por un lado Uruguay sale al mundo pidiendo “que inversiones vengan porque no quieren involucrar el nombre de las empresas, ni las personas, ni la gestión, que me parece que son empresas que han apostado al Uruguay, que han hecho bien sus cosas, pero en esa recomposición de lo que es la estructura de faena, a mí tampoco me cae muy simpático que una empresa, cualquiera ella sea, tenga más del 40% de la capacidad de faena del país”.
De todos modos, Mattos tuvo hace una semana un primer acercamiento con el presidente de Minerva, Fernando Queiroz, y uno de los ejecutivos del grupo Saudí que está detrás de la empresa, en el marco de la feria Anuga, en Alemania. Allí, los empresarios aseguraron que la compra de las plantas de Marfrig no se hace “ni para cerrar plantas, ni para bajar el nivel de actividad”; y que las intenciones serían apostar a inversiones que no sean especulativas dentro de “varias cadenas productivas de interés” como los lácteos, el aprovisionamiento de forraje, la alfalfa o la avena. / Fuente: ámbito