La avivada les costó cara a dos chicas españolas. El hecho se viralizó y la madre de una de ellas se enteró.
El hecho ocurrió en un «guachinche», término con el que se denomina en la isla de Tenerife a ciertos pequeños restaurantes de comida casera.
Según informara la emisora Cadena Ser, días atrás el guachinche llamado Como en casa fue escenario de algo que al parecer se ha convertido casi en un hobby para algunos turistas: salir corriendo sin pagar la cuenta.
En esta ocasión, las responsables del «paga Dios» huyeron para evitar abonar una factura poco abultada, y dejaron sobre la mesa un iPhone que costaba bastante más que lo consumido. Sorprendido, un comensal de una mesa de al lado salió tras ellas para ´darles el aparato, pero no logró alcanzarlas.
Desde entonces, el iPhone se encuentra en manos de los gerentes del local, quienes hicieron una publicación en Facebook que se viralizó con rapidez.
Los responsables del establecimiento se preguntaban qué deberían hacer si las jóvenes regresaban en busca del aparato. A su vez, lamentaron que episodios del mismo tipo se han venido repitiendo en la zona, en perjuicio de un sector gastronómico muy castigado por la pandemia.
Posteriormente, en declaraciones al programa radial La Mañana en Tenerife, Rommel el empresario contó su experiencia. «Lo primero que pensé fue que se marcharon sin pagar porque eran personas necesitadas, pero luego descubrimos que ya les ha sucedido a otros locales». En todo caso, asegura que no van a denunciar «porque no creo que llegue a nada». «Nos hubiera gustado que hubieran venido y explicar por qué lo hicieron. Hablé con su madre y estaba bastante disgustada; me pidió mil disculpas», contó el hombre.
Mientras, tanto, varios internautas hicieron sugerencias al dueño al dueño del local. Algunos lo alentaban a radicar la denuncia policial, otras le aconsejaron que no les devuelva el teléfono hasta que paguen la cuenta de 23,60 euros por las croquetas, la torre de batata, los huevos gomeros y el vino blanco que consumieron.
También hay quienes le han pedido que desbloquee el aparato y lo venda, y hasta no faltó quien le sugirió irónicamente que sumergiera el celular en lavandina para desinfectarlo (y de paso inutilizarlo). Sin embargo, aparato se quedará en el restaurante hasta que alguna de las mujeres regrese en su busca y dé la cara. /Fuente: montevideo.com.uy
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