También se lo acusa de escupir el pan, orinar y masturbarse sobre utensilios de cocina y echar lavandina en un frasco de conservas.
Un conserje de una escuela primaria en Nueva Jersey, Estados Unidos, fue acusado de añadir su saliva, orina y heces a la comida que se iba a servir a los niños. La revelación de la conducta del funcionario causó estupor y repugnancia en la comunidad.
Giovanni Impellizzeri, de 25 años, fue arrestado el 31 de octubre y acusado de una serie de cargos que incluyen agresión agravada, poner en peligro a niños y manipular alimentos. El sujeto trabajaba en la escuela Elizabeth F. Moore en Upper Deerfield Township, que enseña a niños de tercer a quinto grado.
Según consigna el medio local Business Insider, la alarma saltó el 30 de octubre cuando las autoridades escolares recibieron pistas anónimas sobre Impellizzeri, tal como se recoge en una declaración jurada de causa probable publicada por la Oficina de Fiscales del Condado de Cumberland.
El documento hacía referencia a videos de Telegram que, según se expresaba, mostraban a Impellizzeri usando trozos de pan para limpiarse “el pene, los testículos y el ano” antes de volver a colocarlos en bocadillos destinados a alimentar a los niños. También escupió sobre el pan, se añade en el documento.
La declaración dice que, además de alimentos, el trabajador se pasó por las partes pudendas “varios utensilios y artículos de la escuela”.
Asimismo, otros videos lo mostraban “masturbándose y orinando sobre almohadas y tazones de cocina”, e incluso en uno se lo veía “rociando lavandina en un recipiente con pepinos” que luego sirvió a los niños. El reporte agrega que el encargado de la cantina escolar tenía “la intención de dañar a los estudiantes”.
Impellizzeri fue arrestado al día siguiente, y al menos hasta ayer permanecía detenido en la cárcel del condado de Cumberland.
La oficina del fiscal dijo que los investigadores encontraron artículos en la escuela que parecían coincidir con los que se ven en los videos, pero que no había certeza sobre la fecha en la que se habían hecho las filmaciones.
Las acusaciones agitaron a la comunidad de Upper Deerfield Township, donde se encuentra la escuela en cuestión.
“Quería vomitar”, dijo Shatora Sheikh, madre de una niña que concurre a la institución, en declaraciones a CBS News.
“Me sentí mal del estómago, literalmente, sin saber si mis hijos, mi hija, particularmente la que va a esa escuela, habían comido algo, tocado algo.”
Los investigadores ahora están recolectando muestras de sus fluidos corporales para verificar si los estudiantes pudieron haber estado expuestos a alguna enfermedad infecciosa, según un comunicado de prensa compartido por los fiscales.
Los padres se quejaron de que se les dio poca información sobre los detalles y de que la respuesta del distrito escolar fue lenta e inadecuada.
Una petición que pide la dimisión inmediata del superintendente del distrito, Peter Koza, contaba hasta el domingo por la mañana con unas 470 firmas.
El texto de la petición decía que los padres se enteraron a través de un “mensaje grabado mediante llamada automática”, mientras que sus hijos eran notificados durante la clase a través de sus teléfonos móviles.
La oficina del fiscal dijo que funcionarios de salud habían estado en la escuela para desinfectar las áreas afectadas y desechar todos los elementos que aparecen en las filmaciones.