Fueron despedidos en la tarde de este viernes, los restos del escultor Heber Riguetti. Su velatorio se realizó en salas de la empresa Abatte y Cía, de calle 25 de Mayo.
Entre familiares y allegados, destacó la presencia de una delegación de la Embajada de Venezuela. En esa sede diplomática, había sido donde Riguetti realizó su última exposición.
El plástico Michel Prince, dijo que el mayor legado del artista es «su búsqueda creativa», la que calificó de «valor muy alto»
Como ejemplos de ello citó «un Mozart de niño» que Riguetti representó «con una cabeza partida» y «un San José que hizo para regalarle al Papa Juan Pablo II, que en lugar del niño Jesús en sus brazos, tenía un trozo de acrílico con el que quiso representar una luz. Siempre buscó ese otro significado», afirmó.
El gestor cultural Javier De Gregorio -uno de los que halló a Riguetti en su taller desvanecido, el martes a la tarde- dijo que, por un lado «se fue una persona buena, simple, sencilla, sin ningún tipo de alhajamiento».
Por otra parte, sostuvo que para la cultura nacional su deceso fue «una pérdida grandísima. Estaba en la plenitud de su creación artística», aseguró.
AGRESIÓN. Para el gestor, la muerte Riguetti no es atribuible a causas naturales. «No fue algo fortuito, algo natural. Pudo haber sido algo verbal o físico, no lo sé, pero algo sucedió» afirmó.
El cuerpo del escultor finalmente no fue cremado y permanecerá en salas de Abatte, ya que la justicia aún no había librado la autorización para su incineración.
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