«Es lamentable la soberbia que han tenido».
Los vecinos del barrio Molino ya no saben de qué forma pedirle a OSE que atienda la situación que padecen: desde hace siete meses sufren cortes de agua. A veces día por medio, a veces diariamente, pero todos sin previo aviso.
Cuando comenzaron los problemas elevaron una carta a la autoridades del ente sanitario, con más de 80 firmas. Sin embargo, hasta el día de hoy los problemas persisten.
A mediados de la semana pasada «tuvimos un muy largo, desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche» contó María Noel, una de las vecinas afectadas. «Y después de aquella nota no tuvimos ningún acercamiento por parte de OSE. Es lamentable la soberbia que han tenido», disparó.
«Hace un mes y medio vino una empresa tercerizada para decirnos que iban a hacer algunas remodelaciones y que pronto se iba a solucionar, pero de las autoridades de OSE no tuvimos ninguna respuesta. Y los problemas no se han resuelto», subrayó.
En OSE «saben lo que está pasando, esto no es desconocido para ellos. Pero se ve que tampoco hay voluntad. Por lo menos, por decir algo, podían decirnos ‘bueno, mientras no se soluciona, les dejamos un camión para que se abastezcan’ Porque eso es lo que debe hacer OSE, abastecernos y que no nos falte el agua. Porque el recibo viene puntual y sin falta», acotó.
María Noel dijo que en ocasiones se ha visto obligada a «sacar agua de mi trabajo para llevar a casa y poder bañar a los gurises. Es horrible esta situación, no se puede estar así. Acá hay familias, gente que tiene comercios y que no puede trabajar. Es lamentable», calificó.
Mario, otro de los damnificados, señaló que hace una semana atrás hubo otro corte extremadamente prolongado, que se extendió desde las 9 de la mañana hasta las 11 y media de la noche. «En determinado momento se empezó a sentir ruido en la cisterna, en el calefón, pero no era agua, era aire y tierra. Durante 45 minutos estuvo saliendo aire y barrio y de eso se llenó la cisterna, el calefón… esa es la realidad que vivimos».
El vecino recordó que cuando formularon los primeros reclamos públicos, en el verano «nos dijeron que no se llenaba el tanque chico por la sequía. Bueno, ahora llovió. La verdad, no queremos que nos sigan tomando para el reverendo chijete», manifestó.
Mario se preguntó si las autoridades del ente «viven en una burbuja» y les reclamó que «muten por un momento al estado humano, se pongan en el lugar de la gente del barrio y después vuelvan a su condición habitual. El agua es un derecho. Y el recibo es puntual, muy puntual», concluyó.
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