Ana Zugarramurdi, es patrona de rescate de la embarcación «Aita Mari». En la balsa había personas casi inconscientes, una embarazada y una niña de 7 años.
Una uruguaya voluntaria en un proyecto de rescate de migrantes que intentan cruzar el Mediterráneo desde África, narró a Subrayado su última misión: el salvataje de 44 personas que se encontraban en una embarcación precaria y a tope, próximo a Malta.Ana Zugarramurdi, trabaja en embarcaciones privadas en el Mediterráneo. Conoce la cara “A” del mar y quiso afrontar el lado “B” desde hace dos años.
El 12 de abril se encontraba con sus compañeros de regreso en el “Aita Mari” al País Vasco en concordancia con lo exigido por los gobiernos de suspender los rescates por el coronavirus. Pero, al advertir de una embarcación a tope con migrantes de diferentes países africanos, fueron en su auxilio.
Como patrona de rescate bajó en una lancha y repartió chalecos, agua y comida a las personas. Pasaron casi 6 horas en el agua a la espera de que Malta autorizara el embarque de los migrantes.
Finalmente, los subieron a bordo, pero no le pudieron hacer el triage médico. Zugarramurdi contó que entre las 44 personas había 6 personas casi inconscientes, una embarazada de 6 meses y un niña de 7 años.
Pero, las autoridades malteses dijeron que la isla no era un puerto seguro para el desembarco y estuvieron “flotando” 6 días, hasta que Italia comenzó a coordinar la operación.
Primero, fueron evacuadas 10 personas que estaban graves. El resto fue trasladado el domingo a un ferry que proveyó Italia y en donde realizará la cuarenta. A bordo hay más migrantes y personal de la Cruz Roja.
Ana denuncia que los países europeos cada vez hacen menos por rescatarlos y que el riesgo de los migrantes es altísimo por la inestabilidad de las embarcaciones en que se trasladan.
Afirma que los traslados son vendidos por mafias libias en balsas muy precarias y con el combustible justo, que a veces ni siquiera les permite llegar a destino.
Son personas que se están ahogando y que tienen el mismo derecho de ser salvadas, “son derechos humanos básicos”. “Acá a nadie le importa porque son gente negra, si fuera un barco con 50 europeos blancos, esta situación ni siquiera se hubiera generado”, sentenció Zugarramurdi.
La embarcación “Aita Mari” aguarda el despacho en Italia. Ana desconoce si deberán cumplir con la cuarentena allí o en navegación. / Fuente: Subrayado