Los abogados Ramiro Castro y Matías Calero, oriundos de San José y Rocha respectivamente, llevan a cabo una publicación digital en la que exponen y ponen a consideración temas como el Uruguay productivo, el lavado de activos, los derechos de autor, las jubilaciones y la preocupante situación que atraviesa Venezuela. Desde este viernes 19 de julio, saltarán de las páginas virtuales al encuentro directo con sus seguidores.
En San José de Mayo la actividad tendrá lugar el próximo viernes 26 de julio desde la hora 20:30 en el salón de las viviendas del INVE 3, en calle Dr. Marra y Giampietro.
Impulsado por la revista digital “Contraargumento”, este viernes 19 de julio desde las 20:30 horas en el Espacio Cultural Minga, ubicado en la calle Joaquín Suárez 255 de la ciudad de Canelones, se estará llevando a cabo una charla debate sobre el plebiscito impulsado por “vivir sin miedo”. La misma estará a cargo de los Dres. Ramiro Castro y Matías Calero, principales redactores de la revista.
En su muro de Facebook Ramiro Castro escribió: “ContraArgumento comienza su gira antiautoritaria e informativa sobre la reforma constitucional que se votará en octubre. No queremos convencerte, ni hacerle la segunda a ningún partido político. Somos independientes y te queremos dar toda la info que disponemos porque las decisiones, cuanto más informadas, mejor!”
De esa manera, en pocas palabras, explica cuál es el principal motivo de la actividad que próximamente, en fecha y lugar a confirmar, se estará repitiendo en la ciudad de San José de Mayo.
Tiempo atrás Castro y Calero fueron entrevistados por los colegas de Hoy Canelones, a continuación lo publicado por el medio canario:
Desde abril de 2018, la revista digital Contraargumento viene realizando diversos abordajes sobre fenómenos de la sociedad contemporánea, con una mirada analítica, rigor informativo y precisión de conceptos.
¿Cómo surge Contraargumento?
Matías Calero: Nace de manera más o menos espontánea. Desde 2016 veníamos manejando la idea de hacer una publicación independiente en la que pudiéramos opinar sobre temas de actualidad. Ese mismo año intentamos llevarla a la práctica junto con otras personas, pero el proyecto naufragó. Recién en abril de 2018 decidimos comenzar a publicar, algo que venimos haciendo ininterrumpidamente desde ese momento. La revista intenta dar respuesta a una serie de inquietudes e incomodidades compartidas desde hace varios años. Nos dimos cuenta que podíamos aportar una visión diferente de los asuntos jurídicos y políticos sin caer en desarrollos demasiado complejos o rebuscados, y vimos en el periodismo el mejor medio para lograrlo.
¿Cómo es la dinámica de trabajo de cada número?
Ramiro Castro: La revista se arma rápidamente, no demora más de 4 o 5 días porque generalmente tenemos los temas a analizar definidos desde el número anterior y los discutimos durante todo el mes hasta que tenemos los textos escritos, los intercambiamos, los debatimos y los largamos. Esto se debe a que vivimos permanentemente en contacto, ambos somos docentes y compartimos el mismo grupo en la cátedra de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la UdelaR, además que nos une la amistad más allá de comulgar en pocas o muchas ideas o formas de trabajo, siempre estamos intercambiando música, alguna nota periodística o curiosidades.
¿Cómo se establecen los temas a tratar en cada número?
R.C.: La elección es libre, cada cual escribe sobre lo que quiere aunque el parámetro ‘actualidad’ muchas veces nos lleva a coincidir en los temas pero por suerte no en las perspectivas desde las que pretendemos abordarlos. Por ejemplo, el tema de los militares que analizamos en el sexto número, uno lo tomó desde la reforma constitucional propuesta por (Jorge) Larrañaga mientras que el otro se interesó por la reforma de la Caja Militar. Sin embargo, las últimas dos ediciones del 2018 tienen una particularidad: son temas que queríamos tratar antes de comenzar con la revista, hasta podría decirse que creamos la revista para abordar los problemas de la producción académica de los juristas y para escribir algo de narrativa y poesía.
¿Cómo es la modalidad de difusión y financiamiento? ¿Cómo se consigue la revista?
R.C.: Es una publicación independiente y autofinanciada, la difundimos por WhatsApp y correo electrónico, sin perjuicio de que hemos impreso todos los números que se los dejábamos a los alumnos sobre el escritorio cuando nos retirábamos de clase, en la peluquería y en la baranda de algún juzgado. También apelamos a que nuestros lectores se la pasen a algún amigo o conocido ya que autorizamos y alentamos todo tipo de copia o reproducción. Para conseguirla se la pueden pedir a algún amigo o enviar un correo a [email protected], le enviaremos todos los números o solo el que soliciten, luego que establecemos contacto por esta vía nos tomamos el atrevimiento de enviarles mes a mes las nuevas ediciones; digamos que el mail funciona como una suscripción que, claro está, es gratuita.
¿Qué repercusiones han tenido de parte de los lectores?
M.C.: Han sido más que alentadoras. La revista está tendiendo una buena recepción y este mes, por ejemplo, tuvimos dos colaboraciones sumamente interesantes. A mediados del año pasado tuvimos el placer de presentar en un centro cultural de Canelones el número de la revista dedicado a la Ley de Riego.
Como analistas de la realidad, ¿cómo ven este año electoral en Uruguay?
R.C.: Hay varias aristas de las que se puede apreciar este año electoral. Con respecto al contenido de las campañas de los partidos, no es muy diferente al período de 2014: la inseguridad y la educación van a ser las banderas de todos los partidos políticos así como las perspectivas de quienes las llevan adelante, los que encabezan el Gobierno van a resaltar sus conquistas y los que son oposición (pero que también gobiernan) van a resaltar los defectos del oficialismo. Continuando con los puntos en común de las últimas campañas, creo que la que se viene va a sufrir el mismo vicio que la anterior en cuanto a que los objetivos que plantearán los partidos serán desproporcionados con los medios que tenemos para alcanzarlos, lo que repercute en el vaciamiento de las campañas que devienen en meras promesas para ganar las elecciones.
M.C.: Pienso que este año electoral es bastante particular por, al menos, dos motivos. Por un lado, el panorama partidario es totalmente diferente al que teníamos hace un par de elecciones atrás. El Frente Amplio tiene serias posibilidades de perder el Gobierno y la oposición se encuentra en un período de convulsión interna en donde aparecen varios pre-candidatos dispuestos a competir. Además, están apareciendo nuevos partidos políticos y nuevas candidaturas que vienen a expresar una especie de insatisfacción con la oferta electoral tradicional, algo a lo que no está acostumbrada la democracia uruguaya.
El número de enero está dedicado a la compleja situación de Venezuela. ¿Cómo ven el rol de Uruguay en el conflicto?
R.C.: Creo que el rol del país conjuntamente con el de México es ejemplar, en el sentido de que muestran al mundo que se debate en una falsa oposición, esto es: estás con (Juan) Guaidó o con (Nicolás) Maduro, que hay alternativas a la salida del conflicto, puesto que la neutralidad no significa apoyar a Maduro, habida cuenta que el llamado al diálogo y a una salida pacífica es tácitamente un reconocimiento de que Maduro debe dejar el gobierno venezolano. La diferencia con los demás países que apoyan o no su mandato o con la paupérrima postura del ex canciller (Luis) Almagro, es que no se está haciendo leña del árbol caído así como tampoco se apoya a Guaidó, cuya aparición no es para nada transparente, pues salió de la nada, se reunió en secreto con presidentes de la región para que lo apoyen antes de autoproclamarse, cuando la oposición venezolana que hace años que viene trabajando como la Asamblea Nacional que sesionaba desde el exilio u otros líderes más significativos que han militado en contra de Maduro como Leopoldo López o Capriles, brillan por su ausencia. Realmente es muy raro esto de Guaidó. Por eso la posición de Uruguay y México es ejemplificante: le están mostrando al mundo que no hay dos bandos sino que existen alternativas al problema sin que ello signifique estar de acuerdo con alguno de éstos.
M.C.: La posición de Uruguay si bien es respetuosa de los principios tradicionales del Derecho Internacional y evita tomar partido por alguno de los actores que están en juego, desconoce que el diálogo en Venezuela es algo imposible. Los canales de entendimiento entre la oposición y el chavismo hace muchos años que están destruidos, y el gobierno venezolano ha hecho todo lo posible para agravar todavía más la crisis política al desconocer la Asamblea Nacional (el único órgano estatal controlado por la oposición) y sustituirla por la Asamblea Nacional Constituyente, un órgano controlado totalmente por el PSUV. Por eso entiendo que el rol mediador que ha asumido Uruguay está condenado al fracaso ya que el diálogo es algo que no se impone, y si no existe voluntad para negociar en ambas partes, todo esfuerzo en ese sentido es una pérdida de tiempo. Por otro lado, me parece que la postura de Cancillería es un intento de conciliación de las opiniones totalmente opuestas que conviven dentro del Frente Amplio. Dentro de la fuerza de gobierno hay sectores como el Partido Comunista que respaldan abiertamente a Maduro, mientras que la centro-izquierda (en particular el Astorismo) apoya una restauración democrática en el país caribeño. Estos dos intereses son inconciliables, y la postura del gobierno es una especie de salida por la tangente que busca quedar bien parado en la escena internacional y evitar conflictos internos en el Frente Amplio con las fuerzas pro-chavistas.* (Entrevista y foto de portada: Hoy Canelones)
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