Desde el chequeo de Gol al Futuro hasta el protocolo Conmebol, las realidades varían y dejan mucho librado a la conciencia del jugador.
El caso de Juan Izquierdo y los dichos de Sebastián Bauzá respecto a una arritmia que se le detectó al jugador de Nacional hace 10 años, cuando era menor de edad y militaba en las divisiones formativas de Cerro, fueron el disparador de una pregunta clave: ¿Cómo se detectan las arritmias en el fútbol uruguayo? ¿Qué se hace para prevenir casos de muerte súbita?
Alejandro Cuesta, cardiólogo referente en la materia y asesor permanente en el programa Gol al Futuro (vigente desde 2010), es el referente técnico de la Prevención de Muerte Súbita en el Deporte (Premude), un programa que se desarrolla dentro de Gol al Futuro y que tiene por fin la detección de anomalías graves a los efectos de prevenir.
A través de interrogatorios, exámenes físicos y electrocardiogramas, se buscan “signos de alarma” en los futbolistas de entre 14 y 19 años, quienes también son sometidos a un ecocardiograma, que es un paso más que el electro. Los signos de alarma son “síntomas que hacen pensar en una enfermedad de base”, y en su gran mayoría se detectan en el electro.
¿Qué pasa cuando se detecta una anomalía?
Una vez detectados esos signos, se deriva al futbolista a su prestador de salud. Hoy, todos lo tienen en el Sistema Nacional Integrado de Salud. Por razones legales y de confidencialidad, “hasta ahí llega la participación de Premude”, y el seguimiento corre por cuenta de los deportistas y sus clubes. La mayoría de las veces, esos signos de alarma “terminan en nada” porque los estudios “concluyen que el deportista es sano” y puede competir.
Otras veces derivan en situaciones “que son reversibles, como una hipertensión arterial, que es tratada”. “Son casos contados con las manos por año los de jugadores que no pueden seguir con el deporte a ese nivel de intensidad. Eso transcurre dentro del prestador, no en el marco de Premude”, agregó Cuesta.
Si bien hay arritmias más graves que otras, la aparición de una no quiere decir que el deportista no esté apto para seguir compitiendo. “Hay un espectro enorme que va de cosas sencillas a fisiológicas o graves”, agregó Cuesta, quien remarcó la importancia de una buena lectura médica del electro, ya que “hay que interpretar de qué persona viene”. En ese sentido, “no es lo mismo un deportista que una persona sedentaria o de edad avanzada”.
¿Electrocardiogramas obligatorios? Solo a nivel de Conmebol
Consultados al respecto, otros médicos que trabajan en el deporte sostuvieron que un diagnóstico respecto a una arritmia, “que muchas veces no quiere decir nada ni es impedimento para la práctica del deporte”, puede generar en el joven la decisión de abandonar, cuando no es necesario llegar a una determinación tan extrema. Hay ejemplos como los de Abel Hernández e Ignacio Laquintana, que pudieron seguir jugando.
En el fútbol uruguayo, una vez que el caso llega al prestador de salud y no presenta dificultades como para dejar de jugar, pasa a depender en gran medida de la conciencia del propio jugador en cuanto al seguimiento. No obstante, en los clubes se realizan valoraciones cardiológicas, pero no hay un estándar definido. Los que compiten en torneos de la Confederación Sudamericana de Fútbol están obligados a realizar electrocardiogramas a los integrantes de sus planteles, pero a nivel local no es una norma sino una recomendación.
Las instituciones con mayor presupuesto hacen exámenes completos a sus deportistas, y aun así pueden ocurrir fatalidades, como casos de muertes súbitas. De hecho, el electrocardiograma es capaz de detectar el 80% de las situaciones predisponentes para eventos adversos cardiovasculares, pero no hay una herramienta que prevenga en un 100%. Otros clubes, por razones económicas, ni siquiera piensan en un electrocardiograma, y varios futbolistas optan por no reportar pequeños “dolores” o situaciones atípicas por miedo a perder la titularidad.
Libertad responsable
La Sociedad Uruguaya de Pediatría recomienda un electrocardiograma para “niños deportistas”, que son los que realizan una determinada cantidad de horas de deporte semanal, desde los 12 años. Sin embargo, no se logró que fuera obligatorio y, de hecho, es poco común.
Desde 2017 aumentó la exigencia del certificado de aptitud física, que hasta esa fecha era lo mismo que el carné de salud que se pide en cualquier trabajo. Además, se discrimina por deporte con distintos requisitos según la disciplina, y se establece que hay que repetir el proceso cada dos años con todas las personas que quieran hacer ejercicio. No obstante, la falta de obligatoriedad deja estas situaciones en manos de la conciencia de cada jugador, desde el que juega en la élite del profesionalismo hasta el que lo hace de forma recreativa.
Pese a ese riesgo, Cuesta y otros médicos consultados (que por trabajar en el fútbol pidieron no ser nombrados, en solidaridad con sus colegas de Nacional) son claros en el diagnóstico: “El deporte es salud”. Todos, sin excepción, recomiendan hacer deporte, sea de forma competitiva o recreativa, y explican que “hay muchos más casos de muerte súbita fuera de las canchas que adentro”. Así lo refleja el propio Cuesta en una publicación en la red social X.
Fuente: Montevideo Portal