El testimonio de Guillermo Blanco, en primera persona.
- Por César Reyes
Guillermo Blanco es un vecino de San José de Mayo, tiene 68 años de edad y asegura que cuando era adolescente bajó a un túnel y junto a otras personas recorrieron unos 300 metros aproximadamente; ingresaron en un taller ubicado en inmediaciones de las calles Rincón y Bengoa por un hueco que quedó al descubierto cuando se pretendía colocar un gran torno. Quienes descendieron, primero caminaron rumbo al norte, pero un derrumbe no les permitió seguir avanzando, posteriormente se dirigieron en sentido contrario habiendo llegado a la altura de lo que hoy es ANTEL, ahí se habrían topado con una pared que no les permitió seguir.
A continuación, el atrapante relato de quien afirma que en pleno centro de San José de Mayo existe un túnel de por lo menos 300 metros, que ha quedado sepultado más que por la tierra, por el olvido.
Guillermo Blanco: “La recorrida por el túnel fue por allá por el año 71, 72, más o menos; no me acuerdo exacto, pero creo que fue por ahí. Me enteré de la existencia porque en el taller de Ganassin y Barrera habían adquirido un torno nuevo y había que hacer los fundamentos del torno; hacen un pilar enorme de hormigón y vino Ángelo Vacarcio, el constructor y amigo del italiano viejo dueño que fue el que hizo el pozo para hacer el fundamento y de repente encontraron ladrillo y se desmoronó un pedazo, siguieron excavando y apareció que había un enorme agujero; mirábamos para abajo con un farol, aquellos antiguos de casa, y no alcanzamos a ver casi el fondo; agrandaron el agujero un poco más y lograron poner una escalera de caño que tenía seis metros , era la escalera que pertenecía al taller de Ganassin y Barrera. A esa escalera de seis metros, debe haber quedado afuera un metro y poco; llegó al fondo y no bajó más, entonces empezaron a bajar y a mirar con la luz.
Bajó el italiano Giuseppe Ganassin primero, después bajó ´el japonés´ Scagnello que era un asiduo concurrente del taller y muy amigo del italiano, había otro señor más que no me acuerdo quién era y andaba yo a la vuelta. Después que bajaron todos los grandes, bajé yo y por supuesto que los grandes me encargaron que llevara la batería con la que se alimentaba el faro.”
- Comenzó el recorrido
“En un principio arrancamos por el túnel hacia abajo, diría lo que hoy es Bengoa. Ahí recorrimos, no llegamos a una cuadra y nos encontramos con un derrumbe que tapaba la punta, entonces no pudimos continuar, pero nos llamó la atención que cada 20 o 30 metros veíamos una lucecita que aparecía por el centro, por el medio, y aparentemente eran respiraderos. En muchas casas de repente estaba ese respiradero y la gente pensaba que era un caño que era de las pluviales o algo de eso, yo qué sé, o respiraciones de baños antiguos. Nadie le dio importancia a eso.
Después fuimos de vuelta hasta el lugar de la escalera y cambiamos el sentido de recorrida; arrancamos hacia lo que sería 18 de julio, caminamos y caminamos bastante. Pasamos por debajo de un lugar que se sentían ruidos bastante importantes arriba, ruidos de vehículos en movimiento, ruidos grandes donde hoy está la barraca Tomás, ahí estaba el batallón de Ejército, y bueno, había camiones grandes que entraban allí, que salían y venían, entonces el ruido debe haber sido eso.
Continuamos el recorrido. Por abajo a lo oscuro y con poca luz no es fácil identificar exactamente a qué altura andás, entonces por allá nos encontramos con una pared de ladrillo nueva que pensamos que era el edificio de Antel que en ese momento era nuevo, calculamos que pudiera ser eso y arrancamos de vuelta para atrás. Eso más o menos fue la recorrida sin mayores noticias”.
San José Ahora: ¿Pude mencionar características de la construcción?
Guillermo Blanco: “Era todo totalmente de ladrillo y tierra, las paredes eran verticales rectas y la parte de arriba del techo era abovedado de ladrillo también, la altura que estimo que tendría sería entre los tres y medio y cuatro metros de altura al centro de la bóveda. En los laterales de ambos lados había como una veredita que por uno de los lugares corría un hilito muy fino de agua, por el otro no, estaba totalmente seco.
Después había un lugar por el que se ve que pasaban o estaba previsto que pasara algún caballo o algo de eso, porque había en el centro como un metro más o menos de arena y más al costado unas huellas que se ve que era un material un poco más duro o ladrillos recubiertos con arena o algo de eso. En algunos lugares alcanzamos a ver algunas huellas como si hubiese pasado un carro, pero una huella, no pasaron diez carros, no, no, una sola no más, capaz que no era un carro era una carreta de carga que la trasladaban de un extremo al otro. No encontramos ningún tipo de cartel, no encontramos ninguna señalización extraña ni puertas ni nada, lo único que vimos fue cuando fuimos hacia abajo que en algunos lugares había ventilaciones.
El túnel no va paralelo a calle Rincón, va levemente inclinado, imaginate que de Rincón a Ciganda donde está Antel está bastante inclinadito, casi una cuadra se come en esas dos o tres. Y para abajo (para el lado Norte desde el ingreso), ponele que cruza para el lado derecho, vamos a decir, mirando desde el taller mío (está ubicado en calle Rincón casi Bengoa), la calle por debajo, para mí apunta como para allá, para los galpones que eran de la barraca Cobas, el tanque del agua de AFE, para esa zona apunta. Lo que no tengo idea es dónde puede terminar. Eso es cosa de conjetura”.
San José Ahora: ¿Recuerda qué sintió estando allí abajo?
Guillermo Blanco: “Primero fue que había un olor intenso, a humedad, a humedad añeja, de ese olor que largan los ladrillos viejos, mojados, húmedos. Lo otro que experimentamos también algunos, no sé los demás, fue un poco la sensación de estar encerrado, poco como claustrofobia, pero tampoco muy intensa, una cosa normal.
Mi primer cuento de este descubrimiento, por supuesto fue en el liceo, y los compañeros del liceo decían, mirá si va a haber un túnel; entonces, como veía que la gente no le daba mucha importancia, los cuento lo dejamos para otro día y no los contamos más”.
San José Ahora: ¿Para qué cree que se usaría ese túnel?
Guillermo Blanco: “No tengo la más mínima idea porque no se notaba que lo estaban usando o que lo habían usado. Se ve que era un túnel que se hizo en algún momento, pero no daba sensación de haber sido usado mucho”.
San José Ahora: ¿Por qué no se puedo ingresar más?
Guillermo Blanco: “Primero porque después que hicieron la zapata esa de hormigón y la hicieron más ancha para apoyarse en el túnel, lo taparon y pusieron el torno arriba. Así que ahí no se pudo ingresar más. Y después a nadie le gusta que le escarben la casa para ver si encuentran o no encuentran el túnel; por eso tampoco ha habido mayor información y averiguaciones. En algún momento hubo algunos interesados en averiguar esas cosas, pero la verdad es que hasta ahora no he sentido nada más.
Tenemos que recordar que estamos hablando del año 71, 72. Y bueno, después de esos años, cuando se complicó la jugada acá, ahí no se podía andar escarbando ni averiguando mucho porque íbamos a tener problemas. Por eso me parece que es la negación de algunas personas y autoridades que con los años de la dictadura nadie se animaba a hablar de esas cosas”.
San José Ahora: ¿Y cómo es el contacto con los vecinos en relación a este tema?
Guillermo Blanco: “Con la mayoría de los vecinos tengo contacto. El tema es que las personas que bajaron, el único que estoy vivo soy yo, después los demás son veteranos que ya fallecieron, en el caso de Ganassin, del japonés Scagnello… en aquel momento tendría 16, 17 años y era toda una experiencia para mí, una locura. Pero digo, no hemos hablado mucho con vecinos de ese túnel y nadie le da mucha bolilla, a nadie le importa nada, se hace cualquier cosa arriba”.