Pero sin el polder.
La Semana de Libertad publicó este martes que al arranque de la pasada semana, un nuevo grupo de productores y vecinos de la zona rural de Rafael Perazza y Arazatí, han estado realizando reuniones abiertas en todas las localidades de la zona (Perazza, Puntas de Valdez, Villa María, Pueblo Rivero), para dar a conocer su postura negativa a parte del proyecto Neptuno, que se desarrollaría en caso que saltee todos los escollos que se le están presentando. Este grupo se opone a la construcción del “polder” para reserva de agua bruta y expresa su preocupación por los residuos que generará la planta y que se dispondrían en la misma zona. A diferencia de “Los Tucu-Tucu” y la Coordinadora por el Agua, este movimiento no se opone a construir la planta potabilizadora.
La Semana dialogó con Katherine y Belén Lecchini, contadora la primera e ingeniera agrónoma la segunda (recién recibida), hijas de un productor rural afincado hace más de 30 años en Rincón del Pino y ellas mismas residentes en la zona.
La gran diferencia con el nodo “Acá el Neptuno, no”, es que los vecinos y productores reconocen la “necesidad del agua y los objetivos principales del proyecto, no lo discutimos, es una realidad, el agua se necesita. Lo que sí nos oponemos es a la construcción del polder, que es esa gran reserva de agua artificial y a la ubicación final de los residuos de la planta”.
Las vecinas de Rincón del Pino, contaron a La Semana las razones de su rechazo. “El proyecto está compuesto por tres partes, tenemos lo que es la toma con la planta potabilizadora, después está lo que es la reserva de agua bruta, el polder, y el monorelleno”, dijo Katherine.
Belén es la encargada de continuar con la explicación: “el polder es una reserva de agua bruta, agua eutrófica, que quiere decir que tiene un contenido anormal de nitratos y fósforo; esa agua proviene del Río de la Plata y se inundarían unas 240 hectáreas para almacenarla, en un espacio de 17 metros de alto”.
Como primera preocupación expresada por Belén Lecchini es que “se están restando 240 hectáreas muy productivas de la zona en sí”, pero además, dice, “al inundar esa cantidad de hectáreas, el riesgo es la posible contaminación del acuífero Raigón, que tiene una dimensión de 230 mil hectáreas, es fuente de uso doméstico y de riego para todas las unidades productivas de la zona”.
Explicó luego la Ingeniera Agrónoma que “el riesgo está dado en el hecho de que si una de las paredes del polder en su punto más crítico se llega a romper, se llegarían a inundar 700 hectáreas en las que hay casas, ganado, cultivos, gente. No es un campo sin nada”.
Otra cosa que preocupa es que “si por diferentes motivos esos 15 millones de metros cúbicos de agua que estarán ahí, no se pueden potabilizar, se tiene que desagotar, inundando todas las hectáreas aledañas”. También “habría una zona de exclusión, en la que no se podrían realizar ciertas actividades agrícolas”. Sumando preocupaciones, dice Belén Lecchini que “el polder no va a tener ninguna membrana en el fondo, ni nada, es arcilla apisonada, pero eso filtra. La filtración no es cero”.
El grupo pretende llegar con su mensaje a las autoridades. “El objetivo final es informarle a la gente, generar la información en la zona y estamos pidiendo que firmen si les convence la causa y lo sienten. No es lo mismo decir que somos nosotros nomás y otra cosa tener el apoyo de la zona, por eso las firmas. Queremos que la zona se beneficie y que se cuiden nuestros recursos, que son para las próximas generaciones. Esto no es un daño para hoy. Esas filtraciones irán sucediendo de a poco. Queremos que vayan a las charlas, que se quiten las dudas”, dijo Lecchini.
“Queremos que escuchen nuestra preocupación por algo que puede causar daños irreversibles”, agrega Belén y consultada respecto a si tienen relación con “Los Tucu-Tucu”, dijo que “somos movimientos que perseguimos objetivos diferentes, pero todos queremos el bien para la zona. Han estado en nuestras charlas. No queremos lo mismo”, dijeron las entrevistadas. / Fuente: La Semana – Por Javier Perdomo