Descuartizó el cuerpo de su hermana y su sobrino y luego se deshizo de los cadáveres.
Este martes comenzó el juicio oral por el doble homicidio, que tendrá nueve días consecutivos de audiencias y contará con el testimonio de policías, familiares y vecinos de Paysandú
Este martes comenzó el juicio oral contra Jorge Lara, el imputado por el doble homicidio de su hermana Giuliana y su sobrino Mateo, ocurrido a fines de enero de 2023.
La instancia tendrá nueve días consecutivos de audiencias, a las que asistirán como testigos familiares de las víctimas, personas que presenciaron el accionar del implicado en las horas posteriores al asesinato, y policías y peritos que participaron de la investigación, confirmó El Observador.
Después de la audiencia final del 31 de mayo, la jueza Noelia Acosta tendrá 15 días para definir su sentencia contra el acusado, sobre quien la fiscal de Paysandú Cecilia Irigoyen pide 30 años de prisión más 15 años de medidas eliminativas.
En el acta de apertura del juicio de este lunes, a la que accedió El Observador, Fiscalía detalló su teoría del homicidio. Sostiene que Lara mató primero a su hermana, horas después al hijo de ella, y los desapareció en las orillas de la Playa Marea de Paysandú, lugar de difícil acceso, que entienden que el asesino eligió por su experiencia como exmarinero.
Distintos vecinos que lo vieron manejar la moto de su hermana horas después de su desaparición, personas a los que Lara les pidió bolsas «grandes» de residuos, y unos hermanos que lo vieron entrar y salir de un descampado cercano al río mientras pescaban fueron claves para apuntarlo como el responsable de los crímenes.
- Un celular que dejó de atender, las bolsas de residuos y el entierro de un perro: así fue el asesinato de Giuliana y Mateo para Fiscalía
El 30 de enero, sobre las 21:10, Giuliana se fue en su moto junto a su hijo de la carnicería en la que trabajaba al sur de la ciudad de Paysandú. Tras pasar por una frutería, llegaron a la casa del barrio Municipales I en la que convivían con su hermano cerca de las 22:00.
Según se lee en el acta de apertura del juicio, Giuliana y Jorge no tenían una buena relación. Tenían constantes discusiones, y ella criticaba que su hermano era muy desordenado, la «trataba mal» y le rompía cosas que ella se compraba. Giuliana vivía en la casa –que era propiedad del padre de ambos– porque no tenía otro lugar donde residir, y estaba juntando dinero para mudarse.
Sobre las 22:20, la mujer publicó una foto junto a su hijo en Facebook, y siguió usando su celular hasta la medianoche, según información aportada por Antel.
Ya en la madrugada del 31 de enero, mientras Giuliana y Mateo estaban en el living de la casa, Jorge «atacó a su hermana, la golpeó, la acuchilló en la zona del pecho y finalmente le dio muerte», detalla el acta.
Desde ese momento, el hermano comenzó a planear cómo deshacerse del cuerpo. A las 6:00, salió de su casa con la moto de su hermana junto a Mateo y se dirigió hasta una zona cercana a la Playa Marea del sur de la capital departamental. Minutos después volvió a su hogar y mató al niño.
Para deshacerse de los cuerpos, «los descuartizó en el baño de la casa» para «poder meterlos en bolsas y cargarlos luego al lugar donde los iba a tirar», puntualiza el escrito judicial.
Cerca de las 8:00, salió nuevamente de su casa en la moto de su hermana, esta vez solo, y se dirigió a un comercio cercano para pedir bolsas de residuos. La empleada que lo atendió, que testificará en el juicio, dijo a Fiscalía que el hombre le pidió las bolsas «más grandes que tuviera», como «de la altura de él». Lo notó nervioso, y vio que tenía una mancha de sangre en la nariz.
Compró tres bolsas grandes, volvió a su casa y colocó parte de los restos de su hermana y su sobrino en ellas. A pocos minutos de las 9:00 llegó hasta el final de la avenida José de San Martín y se metió en una zona de arbustos que da a la Playa Marea, mismo lugar al que horas atrás había ido con Mateo. Tiró las bolsas y las prendió fuego.
Fue visto cuando volvía a la avenida por un hombre que estaba trabajando en un horno de ladrillos de la zona, que lo escuchó mientras le decía a una mujer que había enterrado a su perro. Se acercó para conversar, le dijo que necesitaba un perro para cuidar el horno, y Jorge se comprometió a conseguirle uno. Luego, el vecino lo reconoció cuando vio una foto publicada en redes por la desaparición de Giuliana y Mateo.
Jorge se fue de la zona en la moto sin la mochila ni la bolsa con las que había llegado, como se pudo ver en cámaras de videovigilancia del Ministerio del Interior, y volvió a su casa. Antes de llegar, se cruzó con un vecino, al que le preguntó «si tenía una pala». Le contestó que no, y Lara siguió su camino.
A las 10:00, el hombre fue a otra ferretería y volvió a pedir tres bolsas de residuos grandes. 12 minutos después, tras volver a pasar por su hogar, las cámaras de la zona lo volvieron a grabar ingresando a la zona de arbustos donde había estado cerca de una hora atrás.
Al rato, dos hermanos que estaban pescando en la zona vieron salir a Jorge Lara de los matorrales. Notoriamente nervioso, les dijo «que le mataron un perro y que tuvieran cuidado porque andaba una yara», y siguió su curso. Los jóvenes se acercaron al lugar de donde había salido el involucrado, vieron «fuego y el suelo quemado», y luego se retiraron a su casa.
- El después del crimen: la búsqueda en la que no participó el hermano y la fachada de Salto
De las 12:00 a las 17:00 de ese 31 de enero, Jorge Lara limpió «los rastros de sangre» del baño y el pasillo de su casa y luego salió en la moto de su hermana a comprar «pan y mortadela» a un almacén.
Pasadas las 17:30, se fue de Paysandú a Salto, donde trabajaba en una plantación de arándonos, en el vehículo de Giuliana con dos mochilas, una en su espalda y otra adelante.
En la mañana del 1° de febrero, Lara fue al Terminal Shopping Salto y dejó las dos mochilas en dos lockers de un supermercado, y se llevó las llaves a su trabajo. Volvió a las 17:00, estacionó la moto de su hermana en el estacionamiento quitándole la matrícula, y luego dejó otro objeto en los lockers, antes de retirarse nuevamente.
El 31 de enero Giuliana no apareció en su trabajo, y su jefa llamó a su padre y a una de sus amigas para preguntarles si sabían dónde estaba, porque no era de faltar al trabajo. La empresaria estaba preocupada porque Giuliana le había dicho que «si alguna vez no iba a trabajar era porque algo le había pasado con su hermano».
Cuando empezaron a contactarse entre las personas cercanas a Giuliana, notaron que nadie sabía de ella desde la noche del día anterior.
En la noche de esa jornada, tras llamarla por teléfono y no obtener respuesta, y luego de buscarla por distintas partes de la ciudad, el padre de Giuliana, su jefa y una amiga concurrieron a una seccional de Policía para denunciar la desaparición de la mujer y su hijo.
En la comisaría, el padre llamó a su hijo Jorge para preguntarle si sabía algo de Giuliana y Mateo, pero le respondió que se había ido a trabajar a Salto y no tenía idea de dónde estaban sus familiares. Un día después, su otra hermana le recriminó por mensaje que toda su familia estaba buscando a su hermana y su sobrino, menos él.
La Policía comenzó a buscar a la mujer y su hijo, y la primera pista la dio el celular de la madre: la última señal que envió lo ubicaba en Salto.
El 2 de febrero las autoridades encontraron su moto sin chapa en el estacionamiento del shopping de esa ciudad, reconocida por el padre y la hermana de Giuliana en el lugar. Tenía restos de sangre en el tubo de escape, que Policía Científica determinó que eran de Mateo.
Acto seguido los policías encontraron las mochilas que había dejado Jorge en los lockers del shopping. En ellas había «varias prendas de vestir de niño y dama» que los familiares constataron que eran de la madre y su hijo.
Una llamada fue clave para el encuentro de los cuerpos. El 3 de febrero, la madre de los hermanos que vieron a Lara salir de los arbustos llamó al 911 para relatar que sus hijos habían visto al hombre cerca de la Playa Marea. Allí fue donde la Policía encontró parte de los restos de Giuliana y Mateo, con «signos de Violencia, descuartizados incinerados y «en estado de descomposición».
Dos días después, la Policía encontró el resto de los cuerpos a 500 metros del anterior hallazgo, en la orilla del arroyo Sacra.
- Un primer día de juicio agitado: el acusado no quería ingresar a la audiencia
El primer día de juicio este martes tuvo un comienzo agitado, luego de que el acusado se negara a ingresar a la audiencia durante más de media hora, relató a El Observador el abogado de la familia de Giuliana, Federico Álvarez Petraglia.
Los juicios no se pueden realizar sin la presencia del acusado, por lo que la audiencia se vio demorada por la negativa de Lara.
Finalmente, la Policía obligó al acusado a ingresar al Juzgado y el juicio comenzó.
El acta de apertura indica que Lara «niega» haber tenido «conductas violentas en el relacionamiento con su hermana y sobrino», y también asegura que no los mató.
Se lo define como una persona «con rasgos predominantemente esquizoides», introvertido, violento, con un «escaso nivel de empatía en sus relaciones personales» y una «baja capacidad de reflexión».
La Fiscalía vincula parte del accionar de Lara en el doble homicidio a sus antecedentes laborales. De 2012 a 2015 trabajó como guardia marítimo en la Prefectura del Puerto de Paysandú, patrullando por el río Uruguay, antecedente que creen que le «facilitó» ubicar «una zona de difícil acceso donde deshacerse de los cuerpos de sus víctimas».
Además, en 2021 trabajó en un matadero en las afueras de Paysandú, experiencia que entienden que le sirvió «a la hora del desmembramiento de los cuerpos de sus víctimas».