Las obras que llevarán agua desde el río San José hasta el río Santa Lucía, están en su recta final. No obstante ello, llegan algo tarde considerando la recuperación de Paso Severino, los niveles de precipitaciones de finales de julio y el anuncio de mejores pronósticos para la primavera, según Marcel Achkar, docente de la Facultad de Ciencias, investigador del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales e integrante de la organización de Red Amigos de la Tierra.
«La obra en el San José es un síntoma más de las improvisaciones que se han hecho, porque primero está totalmente fuera de tiempo. Esas obras deberían haber sido hechas o hubiera sido razonable hacerlas en enero o febrero para evitar lo que pasó entre marzo y junio. Hoy estando a unos meses ya de que se regularicen las precipitaciones, no tiene mucho sentido», sentenció Achkar en declaraciones a la revista Caras y Caretas.
A su entender, «en lugar de comenzar las obras estas tan tardíamente en el tiempo», se debió «poner en funcionamiento los camiones cisterna de OSE para abastecer a las poblaciones que realmente lo necesitan» y afirmó que hubiera sido totalmente distinto si las obras se hubieran planeado para enero.
Por otra parte, y con respecto a la preocupación que ha despertado en vecinos y actores políticos las perforaciones que se realizan en la zona, para reforzar el caudal del río con agua del acuífero Raigón, Achkar dijo que es un «disparate mayor», teniendo en cuenta que el mismo ya está sobreexplotado, lo que podría configurar hasta un escenario de escasez de agua en esa reserva a futuro.
Si bien Achkar explicó que con respecto a los impactos que tendría en el Raigón deberían estudiarse y no hay forma de estimarlos de otra manera, sostuvo que la construcción de la represa, el enterramiento de la tuberías, la colocación de las bombas sobre el monte nativo y la flora y la fauna allí «va a generar daños irreversibles».