Una importante mortandad de vacunos se ha registrado en San José durante los últimos días como consecuencia de una intoxicación por nitratos y nitritos sufrida por los animales en diferentes zonas.
El caso que activó las alarmas fue el de un tambero al que se le murieron 95 vacas por esta situación; episodios menos cuantiosos -aunque no menos importantes- también se han registrado en la Escuela Agraria de Raigón, Colonia Damon y Kiyú, lugares en los que, sumados, perecieron casi de 30 ejemplares.
El Dr. Germán Álvarez, técnico del Plan Agropecuario y asesor de productores locales, dijo a San José Ahora que la sequía reinante ha sido un factor preponderante en la magnitud de esta mortandad. «La sequía es un factor predisponente. Los suelos se mineralizan y concentran nitrógeno. Esto hace que las plantas -que crecen menos por la falta de lluvias- acumulen nitratos que, cuando son consumidas por los animales, se desdoblan en nitritos que pasan a la sangre a través de la hemoglobina y les provocan cuadros respiratorios por falta de oxigenación, pudiendo llegar a ocasionarles la muerte», explicó.
El veterinario dijo, sin embargo, que hay algunas acciones preventivas que se pueden llevar adelante. Una de ellas es realizar pruebas de laboratorio de las pasturas; en ese sentido, Álvarez subrayó que hay «pruebas de campo» que pueden orientar al productor sobre el estado de las mismas: «cuando las pasturas están con un verde muy oscuro y a veces incluso con un tinte azulado, es un indicativo de que hay una concentración de nitrato alta y que puede ameritar su envío para ser analizada», comentó.
Otra medida es realizar los pastoreos en horas de la tarde, ya que «la planta concentra un poco menos de nitratos que en la mañana temprano».
Del mismo modo, sugirió evitar, en la medida de lo posible, el ingreso de los animales hambrientos a pastorear. «A veces, por distintos motivos, quedan en ayunas o encerrados y salen con avidez de alimento, lo que también hace que puedan tener mayor riesgo de intoxicarse», apuntó.
Paralelamente, recomendó la realización de «pastoreos livianos» con el objetivo de que los animales «no consuman a ras del suelo», ya que es en los tallos donde se produce la mayor concentración.
El profesional indicó que un antídoto «que es bueno tener a mano, es el azul de metileno» que, aplicado por vía intravenosa una vez que aparecen los primeros síntomas en el animal, «puede revertir completamente el cuadro». Esos síntomas -que suelen aparecer entre dos y seis horas después de la ingestión de las pasturas problemáticas- son dificultades para oxigenarse, intranquilidad, inquietud, incoordinaciones y caídas. «En ese momento, con azul de metileno, estas situaciones pueden revertirse», insistió.
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