En este año tuve la posibilidad de acércame a la obra de Florencio Sánchez, autor uruguayo, caracterizado por ser partícipe de la corriente anarquista que se suscitó a finales del s XIX y principios del XX.
Para mi asombro, fue de los autores que más me cautivó, no por su obra en particular, sino por poner el arte al servicio de la ideología de forma tan directa. Ante esto, decidí realizar el trabajo que me permitía exonerar dicha materia sobre la obra de Sánchez, pero focalizado en su ideología. Conclusión corta, no sé nada de anarquismo.
Pero está en mi naturaleza la terquedad, o al menos eso me ha repetido más de una vez, yo prefiero creer que es la necesidad de prevalecer sobre la adversidad. Y es así, como llego a Chomsk y su libro Razones para la Anarquía. Libro que recopila ensayos y entrevistas realizados por y al autor.
Para aquellos que, como yo, se encuentran lejos de este tipo de lecturas, Noam Chomsky es un filósofo y lingüista estadounidense, todo esto puede encontrarlo de forma mucho más extensa en Wikipedia, y uno de las voces más escuchadas e influyentes si de anarquismo en la actualidad.
Como dije anteriormente, mi conocimiento sobre la temática es, por lo pronto, exigua, sin embargo, este es un libro que me cautivó desde su primera hoja.
Usualmente – los invito a pensar si esto no es cierto – las personas cuya erudición es superior a la media, tienden, por ostentación o falta de pragmatismo, a transmitir sus ideas con la vara de su propio conocimiento dejando cierta resistencia para aquellos mortales cuyo conocimiento no es equiparable a la del autor. Chomsky no es un ejemplo de esto, su claridad es casi tan abrumadora como la humildad con la cual transmite su mensaje, el libro posee una carga ideología y de información sustancial, sin embargo, la forma en la cual el autor las expone es magistral, me encontré paladeando, no solo sus ideas, sino la forma en la cual expresaba ideas estructurales de su ideología.
Uno de los recursos más utilizados por el autor para arrojar luz sobre sus conclusiones es la cita de autores clásicos y datos históricos, citas que pueden ir desde Bakunin, Rosa Luxemburgo, Marx hasta Orwell.
Por momentos, el autor plantea con naturalidad respuestas que parecen ser contradictorias con su pensamiento, sin embargo, al explicar sobre estas, el lector debe rendirse ante la practicidad del autor de interpretar la realidad sobre la teoría y entender que para llegar al estadio que él entiende idóneo para el ser humano (ser humano libre) también se debe construir sobre arenas sinuosas. Adicionalmente, muchas veces reconoce la falta de respuestas, y la esperanza de que esas respuestas se encuentran recorriendo el camino.
Sospecho que es un libro que deberíamos leer todos en algún momento, en la concordancia o en la discrepancia, pero leerlo lo entiendo importante. Al cerrar el libro dos sentimientos me asaltaron inmediatamente, por un lado, me hubiera gustado leerlo 15 años atrás, con estructuras menos rígidas por el inclemente tiempo, por otro lado, la sensación que es un libro que va a anidarse un largo tiempo en las circunvoluciones de mi cerebro; han pasado dos semanas y aún sigo pensando en este.
Me gustaría contar con la inteligencia o facilidad para expresar en estas palabras lo colosal de este pequeño libro, pero ante la falta de aquella, solo puedo recomendarles este libro enfáticamente.
*Aporte de Santiago Díaz para San José Ahora.
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- Leé también: «Más allá del Viento del Norte» de George MacDonald