Esa era la distancia que le faltaba al túnel construido por el recluso Osvaldo Furtado Maneiro para concretar su fuga y la de aproximadamente 30 presos más, alojados en el Penal de Libertad.
«Ansia de libertad». Esa fue la escueta explicación que brindó el viernes 30 el secuestrador de Ignacio Rospide, minutos después que salió con las manos en alto del túnel que había construido detrás de un invernáculo del Penal de Libertad. El recluso sudaba en forma copiosa por los nervios.
Según el relevamiento realizado por personal de Bomberos, el túnel realizado por el preso Osvaldo Furtado Maneiro tenía 10 metros de largo y un metro de ancho.
Le restaba apenas 15 metros para llegar a una zona segura, por fuera del doble vallado y del control perimetral realizado por efectivos del Ejército.
Una fuente del Ministerio del Interior dijo que se presume que por lo menos 30 de los 75 presos ubicados en el Sector Barraca del Penal de Libertad se fugarían a través del túnel hecho por Furtado Maneiro. Pese a que estos internos habían logrado superar etapas previstas en el régimen de progresividad —el Sector Barraca es un área de baja seguridad—, habían sido procesados por delitos graves: rapiñas, copamientos y homicidios, entre otros.
Por el secuestro de Rospide, Furtado Maneiro debía cumplir una pena hasta 2024. Ya tenía una plaza laboral. Por buena conducta y trabajo, saldría en libertad transitoria en tres años.
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*Fuente: Diario El País