Aunque parezca todo lo contrario, el retiro parcial de la escollera de Boca del Cufré no es resistido por todos los vecinos del balneario. Para algunos, el trabajo iniciado el pasado miércoles 2, es «una alegría».
La casa que la familia de Bruno Fabricio posee en «la Boca», tiene 60 años. Está a 50 metros de la escollera. Su construcción fue un problema para la vivienda.
«Cuando se hizo la escollera y se dragó, el curso del arroyo cambió. Por una cuestión natural, el agua corría más bien hacia el lado de Colonia y desembocaba hacia el Oeste. Pero cuando se construyó y se dragó de este lado, el agua se desplazó hacia acá y empezó a correr con más fuerza», comentó Fabricio.
El hecho «nos tiró el muro de contención y nos movió los cimientos de nuestra casa y de todas las casas cercanas a la escollera», aseguró.
Lo ocurrido durante los últimos temporales también dejaron en evidencia el efecto negativo que, según Fabricio, la escollera y el dragado del arroyo ha tenido sobre las fincas. «La casa tiene 16 escalones hacia el arroyo. Antes las crecientes llegaban al primero, ahora, al octavo», afirmó.
«A nosotros nos viene excelente. Es una alegría ver que están trabajando, nos pone muy contentos», dijo el vecino, quien manifestó no entender la postura de quienes rechazan su remoción porque «no ha tenido ningún impacto positivo» para el balneario.
Fabrico admitió, sin embargo, que los pescadores de la zona puedan tener «algún tipo de perjuicio con el retiro.
Igualmente señaló que «siempre salieron. Y si el arroyo está muy bajo capaz que tienen que empujar un poco sus chalanas, pero no necesitan un calado muy grande», sostuvo.
Su contacto y el de su familia ha sido prácticamente nulo con quienes se oponen al retiro. «Mi madre, alguna vez que vino gente de Colonia, estuvo con ellos, pero fue un encuentro de choque, de poca educación», finalizó.