Era oriundo de Libertad y fue identificado como Mauricio Cartaya Estévez de 38 años de edad. Trabajaba en una fábrica ubicada en la zona de Manga en Montevideo –ciudad en la que residía- que en la jornada del jueves fue devorada por las llamas.
Los restos estaban debajo de una pared de bloque. Bomberos estiman que Cartaya murió por la explosión inicial y que luego fue calcinado.
Según informó a Telenoche la vocera del departamento de Bomberos, Mariela Vivone, el foco ígneo se inició a raíz de la ruptura de un reactor y se desplegó por toda la superficie.
El portal indica también que pese a que la fábrica de destilado de grasa tenía todas las medidas para su funcionamiento exigidas por la división, esta no tenía la certificación formal.
«Contaba con bocas de incendio, extintores, carros de espuma y otras medidas. Quisimos usar algunas bocas de incendio, pero por fallas de las bombas y de instalación no tuvimos éxito», explicó la vocera.
El trabajo de la división fue intenso dado que se tuvo que mitigar cerca de 100.000 kilos de grasa y 2.000 litros de alcohol. A esto se suma que no funcionaba el sistema hidrante que permitía utilizar el agua de la fábrica para la extinción de las llamas.
En el operativo participaron entre 20 y 30 efectivos y se necesitó de varios recambios de turno. Además, se necesitaron trajes especiales y camiones de espuma para maniobras especiales.
«Es un gran desgaste, estamos hablando de miles de grados por la combustión de la grasa. Fueron varios coches de agua y de ataques especiales», explicó Vivone.
Mauricio Cartaya era padre de dos niñas pequeñas.
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